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viernes, 19 de agosto de 2011

Segunda Velada del año

              Racconto inicial

    Desde 2009 veníamos comentando entre estudiantes de distintos años (iba a decir "cursos", qué triste que sigamos pensando en esos términos a nivel universitario) que hacía falta un espacio donde darle aire o tiempo a las cuestiones literarias. Veníamos de otros lugares, nos habíamos cruzado antes en ámbitos del palo de la literatura y recalamos (nos reencontramos) en el Profesorado. Conveníamos en que necesitábamos propiciar, iniciar, HACER ESE LUGAR. ¿Cómo no tener nada relacionado a la literatura para compartir entre nosotros primero, y para abrirlo luego a otras carreras y a la gente que no circula por la universidad? 

    Bueno, se nos fue ese año entre "tenemos que juntarnos" y "tenemos que hacerlo". Entonces en 2010 directamente lo arrancamos; cierto que a los ponchazos, a la que te criaste, (¿y qué no es así en la UADER?) entre tres o cuatro locos sueltos que reservaban en Alumnado un aula cualquiera, la que hubiera disponible para un "Proyecto de Extensión de Lingüística". Casi se llama PEL, pero como sigla era floja. La que quedó no es mejor, pero tampoco fue pensada demasiado. Salió un poco de poner la mente en blanco y dejar que fluyera, y de atar cabos con lo que significa. Pero no es este el motivo de la entrada, así que dejo de lado eso.

    Los primeros encuentros fueron sin invitados, porque la idea era que antes hubiera, y mejorara, la interacción entre nosotros. Profesores apoyaron y se sumaron a dejar circular lecturas propias, fuera del rol de la academia, igual que estudiantes de otras carreras (historia, inglés) que llevaron los libros que estaban rumiando entonces. La frecuencia mensual pareció la mejor propuesta y después pensamos en alternar, ir trayendo gente "de afuera" para conocer y que los conocieran. María Aurora Gazzino, Arturo Firpo, Graciela Gianetti, Gabriela de Torres, Carlos Álvarez, Juan Manuel Alfaro, en orden cronológico.

    Lo cierto es que somos pocos y trabajamos y cursamos y de a ratos nos cansamos. No es una justificación ni una explicación, sino una de las razones de la merma en las ediciones de este año. Este año arrancamos en mayo con Fernando Kosiak y la segunda recién en agosto. Entre las complicaciones internas de la Carrera, la reestructuración del Consejo, las cuestiones personales y demás demases, se nos está yendo el año demasiado rápido. Nos enfocamos en que nos contenta el resultado de las veladas, en que lo que se va dando es plenamente disfrutado y tiene una mesurada repercusión, al menos entre la gente que se suma. También vamos marcando una especie de trayectoria donde no había. La idea es darle continuidad. En eso estamos, qué horrible frase...



                   La de HOY


    Puede que se nos haga difícil dimensionar lo que significa que sin más que una invitación con la suficiente antelación, sin mediar presupuestos, notas, papeleo y trámites burocráticos de los que siempre nos quejamos, una persona y funcionario de la talla de Roberto Romani, actual Subsecretario de Cultura de la Provincia de Entre Ríos, gracias a la gestión de Lorena, haya tenido el excelente gesto de acercarse y transportarnos por varias ciudades de nuestra provincia en un recorrido de letras de agua y tierra, de aire y cielo, amarillo y rojo, azul y verde durante dos horas. Cada una de las veladas ha tenido su gustito particular, pero creo no mentir si sostengo que la de hoy nos llevó a muchos sitios, física y mentalmente.

    La grandeza de Romani es la pasión con que hace, la sencillez de su trato, la tibia exactitud con que es capaz de rememorar disímiles versos, la simplicidad de lo perenne. Y esa pasión con que nos llevó sobre palabras por todos los verdes, tuvo una estructura dinámica y equilibrada de costa a costa, un eje cronológico con datos precisos, con altura de versos y anécdotas humanas que dan más ganas de seguir leyendo. No fuimos leídos por Romani, volvimos a todos los lugares y a todos los tiempos. Imaginen un memorioso doctor letrado empardado con un tío que cuenta historias como si estuviese sentado bajo la parra del fondo de tu casa, ese fue el viaje. Con tenor al mismo tiempo de exactitud histórica y de calor humano.

    Desde el triángulo inicial marcado por Carlos Mastronardi, Olegario Víctor Andrade y Juan Laurentino Ortiz, pasando por Martiniano Leguizamón, Gervasio Mendez, Luis N. Palma, Francisco Fernández, Fray Mocho, Marcos Sastre, Delio Panizza, María Esther de Miguel, Isidoro Rossi, Alfonso Sola González, Reynaldo Ross, Luis Sadi Grosso, Andrés Chabrillión, Juan Zorrilla de San Martín, José Arévalo (de Feliciano), Elías Regules. Y además de la obra, la vida y la historia, el aire que se respiraba entonces, los tiempos en que se pensaba posible todavía la Liga de los Pueblos Libres, las Provincias Unidas del Sud. Que además de ser nuestros, eran material de lectura en las escuelas y circulaban, y eran premiados a nivel nacional. La contienda con Buenos Aires por el liderazgo político y cultural, entre otras facetas de la historia.

    Para terminar, agradecimiento total a Roberto Romani. Para resumir, una frase reformulada: mejor que un libro abierto, tuvimos y estuvimos con un libro vivo, que pasa las páginas como las luces aquellas del circo de los hermanos Podestá, que llevaron la literatura pueblo por pueblo como los faroleros del siglo dieciocho para que tomáramos lo que nos pertenece y lo siguiéramos expandiendo, porque es la única forma de mantenerlo vivo.



                                                                                                      Alejandro Cabrol




                  La que se viene...   (Postscriptum)


    En algún día de septiembre a confirmar, estaremos haciendo la próxima VPF, esta vez sin invitados para hacer circular textos y lecturas que estemos atravesando (o besando atrás de las entrelecturas exigidas por las cátedras) entre los que sean que se acerquen. Como ya será septiembre y no hará tanto frío, podemos pegar un lugar público como para hacerlo más dinámico o menos formal. Para las posteriores, estaremos recibiendo de invitado especial a uno de los hijos de Gaspar Benavento, abuelo de María, nuestra compañera de carrera, que nos va a contar detalles de este excelente escritor de nuestra historia. También está comprometida (de palabra) la visita de Selva Almada, otra coterránea, de los pagos de Villa Elisa, recibida de nuestra carrera en lo que era el antiguo Profesorado, que hoy en día hace sus días en Buenos Aires y se destaca en narrativa.

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